Edición 2026 de la Feria Estatal de León conmemorará 150 años con una visión más incluyente, cultural y turística.
No fue solo una presentación de feria. Fue una declaración de identidad.
Lupita Robles León, secretaria de Turismo e Identidad de Guanajuato, no subió al escenario para enumerar cifras ni repetir slogans; habló como quien pertenece profundamente a su tierra, como quien creció con el olor a algodón de azúcar y las luces danzantes de una feria que no envejece, sino que se transforma. Porque este 2026 no será cualquier edición: será la Feria Estatal de León que conmemora 150 años de historia y coincide con los 450 años de la fundación de la ciudad. Una dualidad poderosa que, en sus palabras, “es una coincidencia hermosa que nos invita a honrar lo que somos”.
Cuando habla de León, Lupita no lee datos, los respira. Con voz firme y al mismo tiempo cercana, reconoció que esta ciudad no se sostiene en la casualidad, sino en liderazgo y trabajo conjunto. Y ahí, sin protocolos vacíos, puso el nombre de la alcaldesa Ale Gutiérrez sobre la mesa como pieza clave en la consolidación turística de la ciudad. La cifra lo confirma: 3 millones 932 mil visitantes de enero a septiembre, un crecimiento del 11% respecto al mismo periodo del año anterior. Pero, más allá del número, lo que Lupita compartió fue una convicción: León está cerrando el año con todo.
Y en ese todo, la feria se convierte en espejo y motor. No solo se celebra una fiesta: se fortalece la economía, se promueve la cultura, se abraza la diversidad. Porque la edición 2026 quiere ser, en sus palabras, “más incluyente, más cercana, más familiar y, sobre todo, más nuestra”. Con el 85% de sus espectáculos gratuitos, con contenidos pensados para todas las edades y bolsillos, con foros donde la música convive con las cocinas tradicionales y las experiencias culturales con el desarrollo económico.

Ese enfoque no es casualidad. Es una política. Una postura. El gobierno estatal no quiere ferias para la foto, quiere espacios que devuelvan cada peso invertido en oportunidades tangibles: empleo, desarrollo, orgullo. Y por eso, la feria recorre los 46 municipios de Guanajuato en cada pabellón, cada platillo, cada producto artesanal. Desde el pan de Acámbaro hasta el tequila de Pénjamo, desde las fresas de Irapuato hasta el calzado de León.
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Incluso los rincones más invisibles tendrán voz. Por primera vez, personas privadas de la libertad podrán comercializar productos hechos por sus propias manos como parte de un nuevo comienzo. Lupita lo dijo con emoción genuina. “Esto me llena de orgullo. Es una de las grandes banderas que tenemos en este sexenio del turismo”.

La edición 2026 traerá también el pabellón “Guanajuato sí sabe”, con cocineras y cocineros tradicionales de los 46 municipios mostrando su riqueza gastronómica; un pabellón del queso y el vino; una expo ganadera fortalecida; y un escenario que se convertirá en símbolo de unidad: el foro de la gente. No son decorados, son narrativas vivas de lo que significa pertenecer a un estado con raíces profundas y alas amplias.
La feria no es enero. Es esperanza, es reencuentro, es movimiento cuando otros detienen la marcha. Más de 1,200 empleos directos y 5,000 indirectos son solo la antesala de lo que esta feria provoca. Porque como Lupita lo reafirma, en Guanajuato nunca se olvida por quién se trabaja: por la gente.
Y al terminar su intervención, no pidió aplausos. Agradeció. A los medios, por ser el canal que amplifica, que lleva estas palabras a más personas. Y a la vida, por permitirle ser parte de una historia que este 2026 no se contará con nostalgia, sino con identidad.
