Hay destinos que se conocen y se olvidan. Y hay otros que se viven y se quedan. Mazatlán, en cada uno de sus detalles, confirma que forma parte de los segundos. Esta semana, como parte de la tradicional Fiesta Amigos Mazatlán, el destino abrió sus puertas no solo para mostrar lo que tiene, sino para recordarnos lo que es: un puerto de historias, de sabores, de personas que reciben con la calidez de quien invita a su casa.
Desde la llegada, la ciudad se siente diferente. Tal vez sea la brisa que viene del Pacífico o la forma en que la luz toca las fachadas del Centro Histórico, pero hay una vibra aquí que se mueve entre lo auténtico y lo festivo. Lo mismo pasa con su gente. Todo está dispuesto, con amabilidad sincera, para que el visitante se sienta parte. No hay prisa, pero sí organización. No hay poses, pero sí profesionalismo. Y eso se nota. La industria de reuniones ha encontrado en Mazatlán un aliado valioso, que ha sabido crecer sin perder el alma.

Durante los días que duró esta experiencia, fuimos testigos del poder de la colaboración. El Comité de Promoción de la Industria de Reuniones de Mazatlán y la Secretaría de Turismo de Sinaloa, junto con prestadores de servicios, hoteleros, operadores y empresarios, mostraron una agenda cuidada al detalle. Recorrimos hoteles, conocimos recintos, vivimos actividades diseñadas con intención. Pero más allá del itinerario, lo que se vivió fue un sentimiento compartido: aquí todos creen en su destino.
La Gala de Fiesta Amigos, celebrada este año en el impresionante Dreams Mazatlán Estrella del Mar, fue la culminación de una semana de emociones. En ese espacio, rodeado de palmas, brisa nocturna y luces cálidas, se entregaron los Galardones Golden Deer, una distinción que honra a quienes han apostado, una y otra vez, por Mazatlán como punto clave en la geografía turística de México. Desde aerolíneas y operadores hasta personajes entrañables que han sido parte del crecimiento de esta plaza, los nombres mencionados reflejan trayectorias, pero sobre todo, vínculos.
Algunos reconocimientos se entregaron entre lágrimas, otros con aplausos y otros con la firme convicción de que lo mejor está por venir. La industria de reuniones se hizo presente con distinciones especiales: Francisco Cachafeiro, por la aportación de Corad Event Strategic Designers al posicionamiento de Mazatlán como destino de congresos y convenciones, y, por supuesto, Panorama Turístico, por su trayectoria de 35 años narrando el turismo con mirada crítica y constructiva, y por su contribución al fortalecimiento del segmento MICE en el destino.

Más allá de los reconocimientos, esta edición de Fiesta Amigos también se distinguió por el cuidado con el que se diseñaron las experiencias para quienes fuimos parte del grupo invitado. A cada paso, el destino quiso mostrarse no sólo como un puerto turístico, sino como una sede versátil, con infraestructura, encanto y narrativa propia.
Así nos llevó a recorrer el Mazatlán International Center, para conocer de primera mano las capacidades de su recinto y el nuevo impulso con el que busca posicionarse entre los favoritos del segmento MICE. Y también nos subió a las emblemáticas pulmonías, para que el traslado se convirtiera en parte del relato, y no solo en un trayecto más.
En esa travesía, hicimos una pausa en el Callejón Liverpool —una joya escondida que rinde homenaje a The Beatles— y en el Museo Arqueológico, que conecta al visitante con las raíces profundas de la región.
Nos sorprendieron con una visita escénica al Teatro Ángela Peralta y una inmersión divertida en La Mansión Pirata, donde actores profesionales nos invitaron a vivir una aventura al atardecer, a bordo de un barco lleno de historias.
Hubo también experiencias gastronómicas memorables, como el desayuno con vistas panorámicas en el Observatorio 1873 y la visita al MUNBA (Museo Nacional de la Ballena), que añadió un componente cultural y científico de alto valor al itinerario. Y como colofón, una noche de béisbol en el Estadio Teodoro Mariscal, entre Venados y Charros, que nos recordó por qué este deporte es más que una afición en Mazatlán: es parte de su identidad.

Y mientras todo eso ocurría, el destino seguía hablando a través de su cocina. Una parada en Mariscos Beto lo confirmó: el sabor también es parte de la identidad. Callo de hacha, ceviche de sierra, paté de camarón, taco gobernador, camarón al coco, pescado al ajillo y un pay de guayaba que parecía escrito en versos. Don Beto, el anfitrión, nos recordó que cocinar también es contar historias. Y nosotros lo creímos, bocado a bocado.
Los testimonios de quienes vinieron a conocer Mazatlán como opción para sus grupos fueron igualmente reveladores. Arturo Ibarguen dijo, con firmeza, que lo que encontró aquí no fue solo infraestructura, sino un modelo de trabajo en equipo difícil de encontrar. Adrián Cortés habló de equilibrio: entre ciudad y playa, entre servicios y alma. Y Rigoberto Juárez apuntó hacia la proyección: Mazatlán está listo para grandes ligas, para eventos de impacto, para convocatorias que dejen huella.

Nosotros fuimos huéspedes del Hotel Viaggio, y eso también fue parte esencial de la experiencia. Con su vista al malecón y su atención minuciosa, se convirtió en una extensión del destino. Michelle León, ejecutiva de ventas para grupos, nos lo resumió bien: “El Viaggio tiene alma. Aquí no eres un huésped, eres parte de una historia que también estás escribiendo.” La dirección de Julio Birrueta se nota en cada rincón; el hotel respira servicio, pero también visión.
Así se vivió Fiesta Amigos Mazatlán 2025. Una celebración, sí. Pero también una reafirmación de lo que este puerto significa. Nos vamos con la maleta llena de experiencias, de conversaciones, de sabores y de ideas. Y nos vamos también con la certeza de que Mazatlán no solo se mira al futuro con entusiasmo, sino que lo construye con compromiso.
Porque aquí, entre olas, calles, platillos y sonrisas, hay un destino que se cuenta solo. Solo hay que llegar para escucharlo.
📷 Fotografía destacada: Raúl Lobato / Fiesta Amigos Mazatlán 2025
