El discurso del turismo sostenible ha cruzado ya demasiadas veces la línea entre el compromiso y el cliché. Pero hay lugares donde ese discurso se resignifica, donde no se repite: se reinventa. En San José, Costa Rica, durante una jornada intensa del Sustainable & Social Tourism Summit, la sostenibilidad dejó de ser un concepto y se volvió una postura política, una narrativa compartida, una posibilidad regional.
El día comenzó con una de esas voces que no suelen levantar la voz, pero que dicen lo necesario. Alexander Leicht, director de la oficina regional de UNESCO para Centroamérica, Colombia y México, ofreció una intervención que no buscó deslumbrar, sino situar: habló de cultura, cooperación y participación comunitaria como cimientos del turismo del futuro. No eran nuevas ideas, pero sí un nuevo orden de prioridades.

Esa lógica se sostuvo durante toda la jornada. Uno de los espacios que mejor lo expresó fue el panel centroamericano liderado por tres figuras clave: Yadira Gómez (Honduras), Alberto López (Costa Rica) y Eny Aguiñada (El Salvador). Moderado con agudeza por Juan José Álvarez Brunel, el espacio no buscó uniformidad, sino contraste. Y lo logró: la región comparte retos —infraestructura, capacitación, gobernanza— pero también comparte una visión clara de que la descentralización turística es más que deseable, es urgente.
Lejos de la retórica gubernamental, el Summit dejó espacio para las voces de quienes viven el turismo como forma de vida, no como industria. Mujeres como Katy VanDusen, desde Monteverde, o Zendy Celeste Euan Chan, desde Felipe Carrillo Puerto, hablaron de lo que pasa cuando la sostenibilidad no se planifica desde una oficina, sino que se teje con identidad, con tierra, con historia. No hablaron de proyectos: hablaron de territorios.
Mientras tanto, desde el ámbito técnico, se presentó el Proyecto de Fortalecimiento de Capacidades para el Turismo Comunitario Sostenible, una iniciativa regional del SICA que apuesta por algo tan sencillo como potente: que quienes viven en los destinos, sean quienes decidan su destino. Capacitación, sí. Pero con respeto a la autodeterminación local.
La gastronomía apareció, como debe aparecer en todo evento que se tome en serio la sostenibilidad. No como banquete, sino como lenguaje. Una experiencia culinaria basada en productos locales, de temporada y con lógica regenerativa permitió a los asistentes probar lo que tantas veces se dice en abstracto: que comer también puede ser un acto político. La reflexión continuó con la conferencia de Claudia Bachur y el panel costarricense que presentó el Plan Nacional de Gastronomía Sostenible y Saludable, con Alfredo Echeverría e Ireth Rodríguez. Alimentación, identidad y territorio, unidos en la misma ecuación.

No todo fue celebración. La voz crítica vino desde las Islas Canarias, con Miguel Ángel Rodríguez, quien advirtió sobre los riesgos del crecimiento sin planeación. Su llamado fue claro: antes de expandir el turismo, hay que ordenarlo. No se trata de detener el desarrollo, sino de pensar hacia dónde va y quién lo habita.
El cierre no fue una clausura, sino una reafirmación. En entrevista, el Ministro de Turismo de Costa Rica, William Rodríguez, compartió el modelo que ha posicionado al país como referente internacional en sostenibilidad. Pero más allá de los logros, lo que dejó en el aire fue una idea poderosa: la sustentabilidad es una decisión que se toma todos los días, desde cada nivel de gobierno, desde cada rincón del país.

En una sola jornada, el Summit demostró que el turismo con propósito no es una categoría más del mercado, sino una forma distinta de mirar el desarrollo. Más lenta, sí. Más compleja, también. Pero más humana, más coherente y más urgente que nunca.
Desde Panorama Turístico, elegimos contar esta historia no porque haya ocurrido lejos, sino porque resuena cerca. Porque lo que está pasando en Centroamérica no es anecdótico: es un espejo para el resto de la región. Y porque las decisiones que se están tomando hoy en lugares como San José podrían ser la clave de los modelos turísticos del mañana.
